Hace un año, el pasado 15 de mayo, moría Pedro Escudero Gallardo, preso en lucha, en la cárcel de Teixeiro. No nos olvidamos de él, ni de todxs lxs compañerxs asesinadxs por la cárcel, ya sea por falta de atención médica, por una paliza, por sobredosis, por suicidio… al final a todxs lxs asesina la cárcel y en todos los casos hay varios responsables que restan impunes: la propia Institución Penitenciaria, cada uno de los centro de exterminio, lxs carcelerxs y el resto de “trabajadores” que encubren, callan o normalizan lo que pasa en la cárcel y lo que es la cárcel.
Como ya dijimos hace un año: Pedro estaba enfermo de cáncer, pero, en lugar de excarcelarle “por razones humanitarias y de dignidad personal”, como dice el reglamento penitenciario, le tenían en la peor “modalidad de vida” posible en cárceles españolas, aislado en un departamento de “régimen especial”, tratado como un preso “extremadamente peligroso”, cuando lo que corría peligro era su vida; maltratado y presionado hasta el agobio, cuando necesitaba cuidados y un tratamiento médico que también se le negaba.
Pedro Escudero murió el pasado 15 de mayo de 2019, consumido por un incendio provocado supuestamente por él mismo, en la celda donde estaba encerrado. A los carceleros responsables no les dió vergüenza manifestar que no le sacaron de la celda incendiada por miedo a que les pudiera agredir, así que le dejaron que se abrasara vivo.
Volvemos a compartir la ultima carta que recibimos del compañero, donde denunciaba su situación y donde informaba que se le habia condenado a 3 años mas de cárcel por, teóricamente, agredir a unos carceleros. Es una carta triste, dura, preciosa, cercana y valiente.
La muerte no se olvida, ni se perdona.